Tradicionalmente, los entierros en cementerios han sido, sin duda, el último adiós para la mayoría de las familias en duelo en España. Incluso con el auge de alternativas modernas como la incineración (que ahora representa el 70% de todos los funerales en algunas capitales de provincia de España) y los homenajes post-funerales como los diamantes a partir de cenizas, es evidente que una parte de la población sigue prefiriendo enterrar a sus muertos.
En este artículo de hoy hablaremos de cómo cada una de estas alternativas funerarias repercute en el medio ambiente y de las diferentes formas en que los españoles despiden hoy a sus seres queridos fallecidos.
Entierro tradicionales en España y su efecto en el medio ambiente
En los últimos años la consciencia de las personas en el ámbito ecológico ha aumentado y son más las personas que reflexionan sobre distintos aspectos de su vida como su elección de alimentos, su consumo de energía y elecciones funerarias entre otras cosas.
Lo que la mayoría de las personas no saben sobre el entierro tradicional es que es muy derrochador y perjudicial para el medio ambiente. Ni que decir tiene que la producción de ataúdes requiere mucha madera, lo que implica la tala de un gran número de árboles (hasta 4 millones de acres de bosque sólo en Estados Unidos) cada año. Además, contienen materiales sintéticos que afectan a la calidad del suelo y perturban el sistema edáfico.
El proceso de embalsamamiento en sí es muy tóxico, ya que se introduce un cóctel de productos químicos (formaldehído (formol), fenol, metanol y glicerina) en el cuerpo del difunto para retrasar el proceso de descomposición. Cuando estos productos químicos son finalmente expulsados del cuerpo, se filtran al aire y al suelo, y exponen a los trabajadores de la funeraria a posibles peligros.
Además, los cementerios consumen muchos recursos de la tierra, requieren un gran trabajo de mantenimiento y utilizan fertilizantes e insecticidas, que también se consideran contaminantes. La eliminación de flores funerarias en los cementerios tampoco colabora con el medio ambiente.
Si los entierros fueron más arcaicos y el cuerpo fue enterrado sin ataúd o en material biodegradable, fuera otra historia pero lamentablemente la legislación en España no permite que enterrar un cuerpo y que tenga contacto directo con la tierra.
Cremación en España y su efecto en el medio ambiente.
Aunque la cremación suele ser más respetuosa con el medio ambiente que el entierro, las cremaciones requieren combustible y, por lo tanto, queman mucho gas natural, con lo que se liberan gases de efecto invernadero y se vaporizan otras sustancias químicas que pueden estar presentes en el cadáver, por ejemplo, el mercurio (empastes dentales).
Cuando el mercurio tóxico vaporizado se emite al aire, vuelve al medio ambiente donde puede convertirse en metilmercurio altamente tóxico y contaminar diversos alimentos. La ingestión de metilmercurio es especialmente peligrosa para las mujeres en edad fértil porque el mercurio daña el sistema nervioso en desarrollo de los fetos y los niños pequeños. Sin embargo, hay que reconocer que la cantidad total de mercurio emitida anualmente por los crematorios es muy pequeña.
En particular, los crematorios han empezado a utilizar una tecnología más respetuosa con el medio ambiente, denominada hidrólisis alcalina o bio-cremación, cuyo objetivo es minimizar sus emisiones de carbono y gases de efecto invernadero. Este nuevo proceso consiste en sumergir el cadáver en una mezcla de agua y lejía, y luego calentarlo a una temperatura de 320 grados Fahrenheit, a alta presión para evitar la ebullición. La hidrólisis alcalina descompone el cuerpo en sus componentes químicos en un periodo de 3 horas.
Las cenizas de los seres queridos fallecidos pueden convertirse en diamante en España
Lo místico de la cremación es que permite a los seres queridos del fallecido una serie de alternativas a la hora de despedir. Algunos de los homenajes posteriores a la cremación en España incluyen: convertir las cenizas en un árbol conmemorativo, esparcirlas en el espacio, convertirlas en un retrato, infundirlas con tinta de tatuaje y también convertirlas en hermosos diamantes conmemorativos.
Si te preguntas como convierten las cenizas en un diamante, es un proceso complejo y muy interesante.
Primero se purifica las cenizas para aislar el carbono, el cual es el elemento que se usara para realizar el diamante, y es que el carbón solo representa entre un 0,4% y 5% de los desechos que quedo del fallecido después de la cremación.
El carbono procedente de las cenizas se coloca en una cabina segura y resistente, un entorno químico húmedo para aumentar la pureza hasta el 99,99% A continuación, el carbono purificado se convierte en grafito y asentado en una máquina de alta presión y alta temperatura, para una larga cocción con temperaturas más altas de los 1300 grados Celsius. Para que tengas una idea lo altas que son estas temperaturas el hierro se derrite a partir de los 1100 grados Celsius. Luego en la misma máquina que tiene un sistema de presión, que es un sistema de prensas cubicas se ejerce una presión de 870,000 libras por pulgada cuadrada, cambiando de manera gradual la estructura molecular hasta que las cenizas a partir de cremación transformen en un diamante puro. Este proceso se traduce en un diamante que hasta a nivel molecular es igual a uno encontrado en la naturaleza.
Despedirse de una persona fallecida puede ser emocionalmente abrumador, especialmente para aquellos con los que el difunto compartía un vínculo especial. Esto puede empeorar por los tecnicismos de encontrar una despedida digna que realmente honre al difunto sin dejar necesariamente un impacto duradero en el medio ambiente. Afortunadamente, a medida que la industria funeraria evoluciona, siguen llegando al mercado alternativas al entierro más singulares, personalizadas y ambientalmente más seguras.