Alergia al níquel. Qué es y como enfrentarla

Hoy vamos a hablar de la alergia al níquel, un problema que me ha tocado muy de cerca y que antes desconocía del todo, pero primero veamos qué es y qué alimentos contienen este metal omnipresente.

¿Qué es el níquel?

El níquel es un metal que está presente en muchos de nuestros objetos cotidianos como son la bisutería, botones, cierres, móviles, ollas, cubiertos, llaves, cerraduras y muchos más. Es una de las principales causas de dermatitis alérgica de contacto, la cual se visualiza como un sarpullido que produce escozor y que aparece cuando la piel de una persona toca un material que es normalmente inofensivo para el resto de las personas.

El níquel es un metal de color plateado que se mezcla con otros metales para la fabricación de monedas, joyas, monturas de lentes o gafas, aparatos hogareños de toda índole, llaves y otros elementos my comunes. En cuanto a quienes son alérgicos, la alergia al níquel produce un enrojecimiento que produce escozor, similar a la reacción a la hiedra venenosa o la ortiga en pieles muy sensibles.

Alimentos que contienen níquel

Podríamos pensar que si somos alérgicos al niquel, basta con evitar exponernos al material, por cierto omnipresente, pero no basta con esto, ya que muchos alimentos contienen níquel.

Si tienes alergia al níquel o sospechas que alguien tengan, no deberías ingerir ninguno de estos alimentos ricos en níquel ni sus derivados, ya que podrías tener problemas. En todo caso como dependerá de tu nivel de alergia, siempre el médico será el que tenga la última palabra:

• Cacao
• Coco
• Cacahuete
• Nueces
• Avellanas
• Almendras
• Soja
• Todo lo que sea «integral»
• Tomate
• Lechuga
• Brocoli
• Coliflor
• Esparragos
• Coles de bruselas
• Arroz integral
• Legumbres
• Salmón
• Mariscos
• Arenque
• Conservas
• Piña
• Higo
• Guisantes
• Avena
• Platano o banana

Cómo la alergia al níquel entró a nuestras vidas

Nuestro hijo Xavi llegó al mundo de la manera menos planificada del mundo, nació en la calle. Su voluntad fue nacer bajo un abrasante sol en el estacionamiento del hospital. A pesar de que lo que cuento es a su modo gracioso, debo decir que ha sido el mejor de mis tres partos. Ahí asomó su cabeza naranja y lo oculté del sol y de las miradas debajo de mi camiseta, luego el escenario se volvió dantesco… pero esa no es la historia de hoy.

Hoy Xavi es un niño que siempre desde que nació ha tenido el don de cautivar a las masas, logra que cualquier persona haga lo que el quiere, es un personaje de lo mas divertido, sabe lo que quiere y es un vago por excelencia (nosotros creemos que la política será lo suyo 😉

Pero la cosas se nos complicó bastante con él cuando a sus 7-8 meses comenzamos con la introducción de alimentos. Para eso pusimos en práctica el mismo método BLW (baby-led weaning) que nos había encantado con nuestro hijo mayor, Nahuel, el cual consiste el la inclusión gradual de los mismos alimentos que consumimos en la mesa pero adaptados para que el bebe los pueda manipular y degustar a gusto.

Xavi comía con ganas y disfrutaba de sus exploraciones, pero su peso entre los 7 meses y el año se estancó de golpe a pesar de que también continuaba tomando pecho, comenzamos un periplo de exploraciones, análisis, hipótesis.

Primero la mas común y de moda por aquella época era la de alergia a la proteína de la leche de vaca, eliminamos todo de nuestra dieta familiar que pudiese contener esa proteína probamos un par de meses y nada. Exámenes de sangre nuevamente… posible celiaquismo… descartado.

Fueron meses de desgaste entre viajes, ver a diferentes pediatras y otros especialistas, y la verdad es que teníamos una carpeta de resultados pero ninguno concluyente y mi hijo llevando meses sin subir de peso, con las mejillas rojas y con diarreas frecuentes, necesitábamos encontrar el porqué.

El único resultado que arrojó una respuesta concluyente era un test cutáneo en la que arrojó de manera violenta una reacción hacia el níquel. Digo violenta, porque el parche con las muestras lo colocaron en su espalda y cuando lo retiraron al par de días, el níquel le produjo un eritema rojo y grande (como una moneda de 2 €) el cual tardó casi un mes en desaparecer.

Con resultados en mano fuimos a ver a un gastroenterologo infantil el cual nos dijo que la única solución era darle a mi hijo de por vida antihistamínico. Yo que soy anti-remedios puse el grito en el cielo, le dije que me parecía un error atacar solo el síntoma, que a lo mejor el níquel en los alimentos le afecta, que hiciéramos una dieta al respecto, me dijo textualmente que él no tenía idea de que alimentos tenían níquel… que yo mismo.

Pues me puse a investigar y desgraciadamente todo lo que nosotros consumíamos en forma de alimentos saludables contenía altas dosis de níquel, las ollas, los cubiertos, cualquier objeto de metal, los móviles, ordenadores…. estamos bombardeados de níquel por lo que la intolerancia o la alergía al níquel es un mal que irá en aumento.

Hay antihistamínicos naturales pero para esto no es efectivo ni siquiera planteable, pero sí para otro tipo de dolencias.

El plan de ataque

La lista de alimentos que contienen niquel desmotiva un montón, sobretodo cuando la base de la dieta familiar es una alimentación vegetariana con muchas jornadas de legumbres y arroz integral, pero la salud de nuestro hijo valía la pena el intento, nuestros platos perdieron color pero nuestro hijo ganó en salud.

El menú familiar se cambió a platos de colores mas neutrales, Xavi debía incorporar nuevamente fuentes ricas en hierro ya que estaba muy desnutrido, por lo que comenzó a aumentar la ingesta de carne y además le dábamos dosis de vitamina C de 500 mg al día, ya que el níquel y el hierro se absorben por vía intestinal, de manera que si aumentamos la vitamina C esta hace que se fije el hierro por sobre el níquel desechándolo de su organismo.

Asumida la alergia al níquel, nuestro menaje de cocina fue cambiado por uno esmaltado, por fuentes de vidrio templado y cerámica para no aumentar la transferencia de níquel a los alimentos.

En un poco más de un mes, nuestro hijo ya no sufría de diarreas constantes ni sus mejillas seguían rojas, su carita estaba recuperada y ganaba algo de peso. Hoy ya con más de 5 años de convivencia con el níquel, nuestro hijo ya ha ido incorporando mayor número de alimentos.

A veces los doctores no quieren buscar respuestas más allá de los laboratorios pero sin duda la alimentación y nuestro medio nos influyen, para bien o para mal. Espero que nuestra historia les sirva, si tienen dudas o preguntas estaré encantado de responder.