Hemos asistido a muestras de mejoras en el ecosistema mundial debido al aislamiento social al que se han visto sometidos los seres humanos por la pandemia del Covid 19.
Los animales tomaron (o mejor dicho “recuperaron”) las calles y las playas, los cielos se vieron más azules, las vistas se abrieron libres de smog. ¿Realmente esto nos dejará alguna enseñanza?, mucho esperamos de los gobiernos, pero
¿Qué podemos hacer de manera individual para cambiar el modo en que vivimos?
El turismo produce un 8% de los gases tóxicos a nivel mundial, pero a su vez representa un 10% del PBI. Los turistas somos en gran parte culpables de la contaminación del planeta y eso se puede cambiar.
Tenemos que ser conscientes de que podríamos revertir la forma en la que nos comportamos hacia un turismo ecológico comprometido en el cambio hacia un estilo de vida más sustentable.
¿Cómo hacerlo? – En este pequeño post os queremos dar un par de ideas que tienen el potencial de mejorar la situación de hoy en día con el cambio climático.
Turismo local
El hacer turismo local permite ahorrar en combustibles fósiles como los que utilizan los aviones y hacer así uso de otros transportes que generan menos daño al medio ambiente, como autobuses, embarcaciones o mejor aún bicicletas.
Sabemos por ejemplo que los cruceros están entre los mayores factores de contaminación del mundo: evitemos estas grandes embarcaciones y generemos recorridos más amigables con el planeta.
Incluso el coche tiene un efecto menor que el avión para aquellas distancias posibles de hacer vía terrestre.
El turismo ecológico además ofrece una utilización de recursos equilibrada a las comunidades locales que repercute en la mejora de su calidad de vida: aguas limpias, suelos reutilizables, y mayor disponibilidad de energías.
Existen diferentes tipos de energías renovables sobre las que es preciso invertir como son la energía solar, eólica, hidráulica y demás. Visitar lugares que hacen uso de estas energías es incentivar a su desarrollo.
Basura
Es sabido que los turistas dejamos un montón de basura por donde pasamos.
Las playas están llenas de plásticos, que no son sólo deshechos de las grandes industrias, sino bolsas, botellas, ojotas, colillas de cigarrillos y un montón de cosas que dejamos sin más en la arena y que luego llega al mar.
También cuando visitamos bosques y senderos en parques naturales podemos encontrar que mucha gente olvida cosas como pañales, latas, baterías: productos cuya degradación es de muchos, muchísimos años.
Debemos ser conscientes del daño que causamos por donde vamos.
Cuidar los recursos naturales
De un tiempo a esta parte muchos son los hoteles que aconsejan usar las toallas más de una vez, pues el consumo de agua diario utilizado en lavados es excesivo.
Pues debiéramos también ser conscientes del consumo de electricidad, el derroche de alimentos (especialmente en los hoteles), el uso excesivo de aire acondicionado o calefacción, etcétera.
Pequeñas cosas pueden cambiar el mundo.
Respetar Ecosistemas
Muchas son las oportunidades en las que el turista se ve tentado a consumir o hacer cosas que atentan contra los ecosistemas: caza de especies protegidas, consumo en forma de souvenir de recursos no renovables, basura arrojada al mar desde cruceros, etcétera son actos que afectan de manera nociva al medio ambiente.
No participar de ellos es una regla de oro. Todos podemos trabajar para mejorar la situación que tenemos hoy en día con el cambio climático. Esperemos que este pequeño post os ayude a ser más conscientes la próxima vez que podáis viajar después de que el COVID-19 acabe.
Gracias a nuestros amigos en asimejor.com por ayudarnos a escribir este post!
Muy acertado y consecuente. Sí, la consciencia o sabiduría de lo que ocurre en las profundidades de nuestra mente, la interacción de la mente con el cuerpo, o la mente con la materia, es la única vía a la plenitud que ya somos. Sin hacer nada, solo alerta, atentos y ecuánimes, sin reacción. Sólo comprensión y aceptación o rendición, en cada instante a lo que Es. Gracias.