En zonas montañosas de España y Francia, este tipo de cubiertas son muy comunes desde hace siglos. La pizarra, al día de hoy, sigue siendo una buena opción incluso desde la mirada de la bioconstrucción.
Actualmente, existen pizarras artificiales; pero estas están descartadas como eco opción ya que su producción demanda una gran cantidad de energía. En cambio, la pizarra natural todavía se obtiene de manera casi que artesanal debido a la facilidad con la que se puede trabajar el material con herramientas manuales, se demanda poca agua y energía en su extracción y su tan larga duración; hace que en países como España,donde el material se encuentra disponible localmente, la pizarra sea un material muy sostenible y con bajas emisiones en su producción.
Al comparar la cubierta de pizarra con el fibrocemento o las tejas de cerámicas vemos que una cubierta de fibrocemento emite 4,5 veces más CO2 durante su producción, que la misma cubierta realizada en pizarra natural; en cuanto a la teja cerámica tiene un valor casi 1,5 veces más contaminante que la pizarra.
Respecto al consumo de agua la fabricación de tejas cerámicas consume algo más del triple de agua que la pizarra natural, y en el caso del fibrocemento es de 12 veces más. En cuanto al consumo energético en la fabricación las tejas consumen 1,7 veces lo que la pizarra y el fibrocemento 3 veces más.
Al comparar la pizarra con otras soluciones como cubiertas de chapa de zinc con poliuretano por ejemplo siempre el gasto de energía y agua es mayor.
También ofrece buenos aspectos térmicos gracias a su baja conductividad térmica, sumado a la alta duración de la cubierta y la hermosura del material hacen de la pizarra una excelente opción sostenible para el techo de una casa.
Hay cubiertas de pizarra que tienen cientos de años y todavía se conservan en óptimas condiciones, además la cubierta de pizarra soporta todos tipos de climas, en fin un techo de pizarra puede parecer costoso pero sin duda es algo para toda la vida.