La alimentación orgánica sigue en aumento

Tanto a pequeña como a gran escala, la industria de los productos bio que lleva instalada desde hace ya bastantes años, se consolida como un negocio rentable y con un futuro prometedor.

El estilo de vida de la actual generación ha desconectado a buena parte de la sociedad de los alimentos naturales que han ido sustituyéndose progresivamente por los procesados. Al mismo tiempo, la etapa actual también se caracteriza por la concienciación sobre el bienestar y la salud, lo que está abriendo cada vez más puertas a los productos bio.

Detrás de un deseo por un estilo de vida más saludable, hay otros también como la preocupación por el medio ambiente y en buen trato a los agricultores y animales cuyos productos se destinen a la comercialización.

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Por ello, son muchas las empresas que han identificado en los entornos urbanos una amplia demanda de productos naturales. La logística se ha simplificado en general gracias a la tecnología de hoy en día en cuanto a lo que medios de transporte se refiere y sobre todo, herramientas como las de Teamviewer para poder hablar y negociar con proveedores, socios, transportistas… Es el fenómeno que se conoce como “glocal”, es decir: ofrecer productos locales a nivel global.

Con estos ingredientes y las previsiones optimistas en lo que al producto se refiere, muchos emprendedores han encontrado en el mercado bio no solamente una pasión, sino una vocación profesional.

En el caso particular de España, el mercado de los productos ecológicos se coloca como el décimo del mundo.

El negocio se estima en 1.700 millones de euros, y si bien es cierto que las cifras de España en general son positivas, aún están lejos de muchos otros países de la UE como Dinamarca, Suecia, Alemania o Francia, por lo que todavía hay mucho margen de crecimiento.Y aquí es donde comienza el peligro: como todo lo que hace ruido y donde suenan euros, corre el riesgo de despertar un interés puramente económico y desvirtuar sus principios y su filosofía.

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Cada vez son más las grandes superficies o marcas comerciales importantes que deciden apostar por este tipo de productos, lo cual no es necesariamente malo en absoluto. Al contrario, normalizan y aumentan la cultura por el consumo orgánico.

Sin embargo, los requerimientos para calificar a los productos “Bio” deben mantener sus estándares para que el modelo continúe siendo sostenible, beneficioso y justo para todas las partes del proceso.

El consumidor debe tener presente que por los alimentos de calidad hay que pagar un precio superior y si en alguna parte de la cadena uno de los eslabones pretende maximizar su beneficio por encima de lo asumible, el sistema se verá afectado y dejará de funcionar, con lo cual el producto en el mercado no cumplirá con las condiciones que se le presuponen. El fraude es el principal caballo de batalla con el que se enfrentará la industria a corto y medio plazo.

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